Nahia sintió que estaba dejando ir un pedacito de su alma cuando Aaron se despidió de ella.
—Pórtate todo lo bien que puedas —le sonrió él, ya en la puerta, mientras tomaba sus labios con un beso suave.
—¿Estás asumiendo que me voy a portar mal?
—Por supuesto, pero eres una chica grande y sé que