Tres excusas después Aaron le colgó a su asistente y se giró hacia Nahia, que lo miraba con curiosidad.
—¿Me cuentas? —le pidió.
—Te cuento lo que quieras, Nahia, pero tengo que ir a Londres de inmediato —respondió él con tono asustado y la muchacha lo miró con preocupación.
—¿Pasó algo malo? —lo