—¡No! —gritó—. ¡Las oportunidades se ganan, no se reclaman! ¡Usted no es mi padre, Nathan King es mi padre, él es el único que ha estado ahí para mí cuando lo he necesitado!
—¿Y qué? —preguntó Edgar amargamente—. ¿Por qué tiene él que quedarse con mi hija? ¡Yo fui quien debió estar ahí, y criarte..