—¿De verdad? ¡Júramelo, Nathan! ¡Júrame que tenemos la custodia de Sophi! —le pidió con lágrimas en los ojos.
—¡Te lo juro mi amor! ¡Tenemos la custodia de Sophi! ¡Tenemos a nuestra niña! ¡Por fin todo esto terminó! —dijo Nathan exhalando con alivio.
—¿¡Cuándo vienen!? ¡Ya quiero que vengan! —le s