Capítulo 39. Celos en el aire.

Fabio sentía que la sangre le hervía en las venas.

Terminó sentado en el medio de Belinda y Manuel, con los brazos cruzados y la mandíbula tensa. Miraba al músico con una expresión que claramente decía "¿qué diablos haces aquí?"

Belinda, por otro lado, parecía disfrutar de su incomodidad.

El joven sonrió con amabilidad.

—Yo soy un amigo de Belinda —respondió el hombre con un poco de inquietud.

—No te preocupes, Manuel, Fabio no es mi marido. Solo es una visita indeseada —siseó con fastidio.

Fabio resopló, pero no dijo nada. Se limitó a acercarse más a Belinda, tanto que su brazo rozó el de ella.

Belinda lo miró de reojo y enarcó una ceja.

—¿Te molesta la presencia de mi amigo, Fabio? Porque la tuya me molesta a mí Y estamos como demasiado pegados —protestó con aparente inocencia.

Fabio sonrió con falsa tranquilidad.

—¿Molestarme? Para nada. Es más, ¿por qué no nos cuentas más sobre la orquesta, Manuel? —Su tono al pronunciar su nombre fue tan seco que hasta Manuel se sintió incómodo.
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