74. POR FIN UNA ESPERANZA
¡Ay señor licenciado!
Fíjese que a mi hija mi cuñado le dio este papel para que ella se vaya de su propia casa. ¡dáselo hija que el señor licenciado lo lea! – habló Gela –
¡Es este! ¡Dice desalojo! – Entregándolo dijo Marian –
¡A ver señora! ¡Déjeme leerlo bien! …
¡Efectivamente! ¡Es una orden de desalojo! ¡le indican cuantos días tiene para salir de la casa! Ahora mi pregunta es la siguiente, ¿Por qué dice usted que es su casa? – cuestionó el licenciado –
¡Señor licenciado! ¡ese terreno era de mi yerno! ¡Su padrastro don Roberto, antes de morir se lo dio a él! – respondió de inmediato Gela –
¡Señora comprendo eso! ¡pero para un juicio no bastan palabras! ¡Se necesitan pruebas!
¡Ahora por favor siéntense y cuénteme todo desde el inicio!
¡Claro que sí! ¡Muchas Gracias! – dijo Marian, comenzando a relatar toda la historia –
|Un rato después|
¡Señora! ¡por lo que usted me cuenta! ¡Tengo dos cosas que decirle! – Serio hablo el licenciado David –
Gela y Marian con las manos sudor