POV: AIRYS

Jadeé. Todo mi cuerpo reaccionó a su tono ronco. Era como ser tocada por dentro. Un escalofrío recorrió mi piel, y tuve que morderme el labio para no gemir allí mismo.

Él lo declaró con una naturalidad que rozaba el fascinó, tan contrastante con la brutalidad que exudaba en cada movimiento. Sin darme tiempo siquiera para reaccionar, deslizó su mano por la base de mi columna y me guio hacia el interior.

Su toque era posesivo, cálido, y me hizo jadear discretamente, maldito. Sabía exactamente cómo conducirme sin necesidad de decir nada, como si mi cuerpo fuera una extensión de su voluntad.

Los trillizos corrieron hacia el interior de la mansión, soltando esas expresiones típicas que solo los niños logran vocalizar con tanta sinceridad.

—¡Guau!

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