Cuando Avy despertó sintió un dolor punzante en la base del cráneo, la muy maldita le dio duro, luego miró a su alrededor, ya no estaba en la catedral, estaba en una habitación relativamente pequeña sin casi nada de luz, no quiso que el pánico se apoderada de ella, tenía que mantener a raya su claustrofobia, si empezaba a hiperventilar solo empeoraría todo, intentó moverse, pero estaba atada de manos y pies, trató de tranquilizarse y comenzó a pensar en su situación, después de unos instantes concluyó:
Lo último sin duda era la peor parte, quiso llorar, pero su mente racional le impidió po