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Capítulo V: Una Víbora del Desierto...

- ¿Dónde dejaste a esa mujer?

- En los aposentos donde usted pidió instalarla, ¿Qué decisión ha tomado mi señor?

- Dile a esa mujer que quiero hablar con ella, tráela ante mi esta noche, cuando Ra se halle enfrentado a la serpiente Apep

- Como ordene mi señor – hace una reverencia – ¿desea algo más mi señor?

-Si Khalid, dile a Anat que quiero que vaya a mis aposentos en la noche

-Si mi señor, señor gobernador me retiraré con su venia – hace una reverencia y se retira

- Tengo que hablar con Anat; Sinhué. Ella debe saber que su abuelo la está reclamando

- Mi señor, si con eso esta absurda guerra termina, debe hacerlo, debe devolver a esa joven a su abuelo materno

- ¿Crees que si devuelvo a Anat la guerra termine?

- Eso espero mi señor usted sabe cómo es el rey Labarna, lo culpa a usted de la muerte de Annitta, él no quiere entender razones, en primer lugar, no debió enviar a su única hija y además de todo embarazada acá a Egipto

-Ese fue su error – suspirando – bien iré al harén si me necesitan ya saben dónde buscarme

- Como mande mi señor – Amenemhat se pone de pie y se dirige al harén – “Amenemhat, Amenemhat, si supieras que todo esto es para que yo Sinhué obtenga el trono, si mueres en la guerra, con el príncipe Zaid siendo tan pequeño ¿Quién mejor que tu primo para gobernar Egipto, esta guerra no terminara, esta guerra continuará hasta sus últimas consecuencias” –esbozando una sonrisa maliciosa

Mientras Amenemhat delita su visión con bellas doncellas y su paladar con buen vino, Kristen se encuentra jugando al senet con Anat, ambas esperan a Khalid y sus noticias acerca de la reacción del faraón, cuando las puertas de los aposentos se abren y no es precisamente el sumo sacerdote de Amón quien ha ido a ver a la joven extranjera.

- Bien con que tú eres la enviada de los hititas – mirando de reojo a Kristen

Kristen se coloca de pie y hace una reverencia – puedo saber ¿Quién es tan bella dama que ha venido a mis aposentos? – Anat se esconde detrás de ella – Anat ¿Qué pasa?

- Al menos sabes tratar con respeto, bien si quieres saber soy Nefer – Kristen abre sus ojos pasmada – soy la gran esposa real, madre del príncipe Zaid, y espero que tú espía me digas la verdad

-No sé porque usted me llama espía, lo que usted me pide por verdad ya la he dicho al sumo sacerdote de Amón

- ¿Crees que voy a creer semejante disparate?, mira niña o me dices la verdad o ahora mismo te mando a azotar – Kristen se queda pasmada

-Usted puede hacer lo que quiera conmigo, puesto que en Egipto no soy nadie, no soy nada, pero ¿usted cree que Horus vivo estará de acuerdo con su decisión? Puede que usted sea la gran esposa real y la madre del heredero al trono, pero quien gobierna por encima de usted es el faraón Horus vivo reinante – Nefer abre sus ojos totalmente indignada

-Bien, si no hablaras por las buenas lo harás por las malas – chasquea sus dedos y entran unos hombres del ejercito real – llévense a la ramera y azótenla, hasta que esta espía hable – señalando a Anat, Kristen se queda pasmada, mientras los hombres entran y se llevan a Anat

- ¡No, déjenme no se atrevan a tocarme, por favor ayuda, Kristen ayúdame, ayúdame!

- ¡Cállate bastarda, que no se te olvide que estas acá, por la gracia y benevolencia del faraón, llévensela y azótenla!

- “Estoy muerta, pero no dejare que ella la lastime” ¡déjenla no se atrevan a tocarla! – se acerca y empuja a aquellos hombres y toma a Anat – crees que porque eres la reina puedes hacer lo que quieras y lo que te plazca, Anat es mi sirviente y nadie la va a tocar ¡nadie ni siquiera usted!

- Bien, si así lo quieres ¡llévense a esa insolente, y azótenla hasta la muerte! – los hombres se llevan a Kristen, y la conducen por todos los pasillos y erróneamente pasan por el harén del faraón

- ¡No por favor, déjenla no la lastimen ella no ha hecho nada malo! – llorando

- ¿Qué es ese escándalo? ¡guardia!

-Si mi señor

- ¿Qué es ese escándalo?

- Mi señor, tal parece que van a azotar a la joven que llego hoy al palacio – Amenemhat se queda pasmado

- ¿Qué, quien dio esa orden?

- Su esposa mi señor, parece que a quien quería azotar era a Anat, pero la joven se interpuso

Amenemhat se pone de pie y sale rápidamente del harén – ¡alto, dejen a esa joven yo no he ordenado que castiguen a esa mujer! – los guardias sueltan a Kristen y Anat se acerca a ella

- Mi señor, quise saber que pretendía esta mujer no puedo permitir que una espía hitita ronde el palacio, eso sería poner en riesgo a nuestro hijo

- Te he dicho hasta el cansancio que yo dudo sobre mi paternidad sobre este niño – Nefer se queda pasmada – además ¿Por qué ordenaste azotar a Anat?

- No acepto que esa bastarda, vivía tan cómodamente en el palacio por culpa de ella y de su madre Egipto está sumida en una guerra terrible

- ¡Cállate Nefer! Retírate a tus aposentos, antes de que sea a ti quien mande a azotar yo decido sobre Anat, y decidiré sobre esta joven ¡no te atrevas a tocarlas! ¿está claro?

Nefer se ve forzada a hacer una reverencia –si mi señor “te juro Amenemhat que esta frenta la pagaras, y muy caro” – se retira hacia sus aposentos

- Anat

- ¿Si mi señor?

- Acompaña a esta doncella a la sala del trono, esta noche debes ir a mis aposentos necesito hablar algo importante contigo – les da la espalda y se dirige a la sala del trono

- Es mejor ir de una vez Kristen, el faraón no es de mucha paciencia

- Si…claro

Sonrojada y con una sonrisa en su rostro – gracias por defenderme, casi te azotan por mi culpa

-No es nada – sonriendo – no voy a dejar que nadie te lastime, ya tienes suficiente con no tener a tu madre, bueno vamos antes de que el faraón me mande a azotar – sonriendo a pesar de los nervios, al pasar por el harén cruza miradas con un joven que baja la mirada en el acto

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