GIMIENDO Y JADEANDO

Me atrajo hacia su cuerpo, pero luché contra él. Levanté la rodilla y traté de golpearlo entre las piernas, pero él era más rápido. Phoenix logró escapar de mi ataque, pero no me soltó.

—Prueba otra táctica. Esto se está volviendo aburrido, cariño —dijo arrastrando las palabras antes de robarme un beso. Fue rápido y se apartó antes de que pudiera morderlo.

Me hizo enojar mucho. Hizo que todo fuera peor.

Que te jodan, Phoenix Selassie.

Apreté los puños y exhalé, sintiendo que el pecho se me expandía. Me dolía. Cada inhalación, cada exhalación... me dolía.

Así que hice lo único que podía, lo único que sabía hacer.

Intenté ahuyentar el dolor.

—Sé por qué estás aquí… —susurré, acercándome.

Phoenix parpadeó confundido y lo tomé por sorpresa. Me deslicé por su cuerpo y me senté a horcajadas sobre él. Se recostó y me observó, estudiando cada uno de mis movimientos con su mirada imperturbable.

—Estás aquí por esto. —Se quedó callado. Y su silencio sólo me enfureció más.

Quería que sufriera. Q
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