— ¿Mad? ¿Dónde estás?
— ¡Aquí! — Hablo un poco alto, para que mi hermana me encuentre. — ¿Qué pasa?
— Los amigos de papá están aquí. ¿Vamos a ver?
— Mejor no. Sabes que odia que hagamos eso. Ese no es lugar para los niños.
— Hay un chico allí.
— Allí sólo hay chicos. — Pongo los ojos en blanco y vuelvo a jugar con mi vieja muñeca.
— ¡Un chico como nosotros! Nuestra edad. Casi.
La miro.
— ¿De verdad? — Tiff asiente. — Vamos.
Dejo