— Te juro que estoy muy sorprendido de encontrarte aquí. Está al otro lado de donde vives.
— Lo sé. — Me dirijo a él. — Y por lo que recuerdo, tu piso no está por aquí.
Liam sonríe.
— Pero mi trabajo sí.
Miro a mi alrededor. Seguramente uno de esos lujosos edificios debe ser donde trabaja.
Liam llevaba traje y corbata. Una gris, que me recordó mucho a cierto libro erótico. Podía imaginarnos a los dos en varias escenas de esos libros. Termino esbozando una sonrisa, lo que atrae su atención.
— ¿Qué pasa? — pregunta Liam.
— Nada. Estaba pensando.
— ¿Por qué no tomamos un café y me cuentas lo que piensas?
— El café me parece bien, pero prefiero guardar mis pensamientos para mí.
Liam me mira fijamente y asiente con la cabeza. Doy