LA DOCTORA DEL MAFIOSO
LA DOCTORA DEL MAFIOSO
Por: Aimara
SECUESTRO

CAPITULO 1

******Narra Liliana Bolton*****

La medicina era una de las cosas que más me gustaba en la vida, nunca me había sentido tan atraída por algo en especial por la posibilidad de ayudar a la gente a recuperarse.

Desde el primer momento lo único que me quedó claro es que quería ayudar a otras personas y sobre todo que necesitaba seguir el legado de mis padres que siempre habían sido reconocidos como los mejores.

Mi vida era muy normal, teniendo en cuenta que era una de las residentes de Medicina de una de las clínicas más importantes de todo el país, tenía 25 años, estaba tan solo unos meses de acabar la residencia, apunto de casarme con un hombre magnífico como lo era Javier Monk.

Mi vida era demasiado tranquilo y la verdad es que no me gustaban el baile, no me gustaba para nada beber, para mí una tarde perfecta era quedarme viendo en mi casa alguna de las cirugías exitosas de mis padres.

Mi vida era realmente tranquila, pensé que seguiria asi hasta ese día.

Siempre pensé que de tantos médicos que existían en el hospital, de tantas enfermeras inclusive de tantos doctores yo había tenido la peor suerte del mundo al ser la escogida.

Ese día había terminado una operación con el médico jefe de residentes, había sido una cirugía de más de 24 horas y me pidió que me fuera para mi casa para que descansar y que regresar en 48 horas para tomar el nuevo turno.

En pocas palabras será un día normal con una mínima concesión, tomé mi morral y camine hasta el estacionamiento para subirme en mi vehículo.

En ese momento alguien cubrió mi boca, me obligaron a subir a un vehículo, tenía mucho miedo de lo que me podía llegar a suceder porque no tenías que tener una gran imaginación para saber lo que podía suceder.

Pensé que en ese momento iba a vivir una de las experiencias más traumáticas de mi vida como muchas mujeres en la ciudad, lloré muchísimo mientras el auto seguir andando y me colocaban una capucha negra en la cara para que no pudiera ver nada.

Cuándo me lo quitaron me encontraba en el salón de una gran mansión, mis manos estaban temblando en ese momento.

Pensé tantas cosas pero la verdad es que no podía atar con certeza lo que estaba sucediendo, pensé en muchas de las situaciones en las que me podría estar encontrando pero la verdad me quedé helada.

Un hombre de unos 30 años muy guapo, porque debo decir que me impactó su mirada profunda de ojos azules acompañadas de unas cejas muy pobladas negras, unos labios muy carnosos Y la verdad una piel demasiado blanca con el estilo típico de cualquier italiano.

— Lamento la manera en la que la trajeron doctora, Necesito que me ayude a salvar a mi hermano — fue lo único que dijo mientras me tomaba del brazo y me llevaba hasta una habitación.

Al entrar había un hombre con una herida de bala en la espalda, la verdad es que tenía mucho miedo y lo primero que hice fue pensar en que era mi paciente sin importar las circunstancias.

—¿Qué le sucedió?— fue la pregunta que tuve que hacer de inmediato para entender lo que estaba sucediendo en ese momento.

— No pregunté estupideces — me dijo un hombre que prácticamente se lanzó hacia mí para golpearme.

Pero el hombre italiano que se había presentado en un primer momento, le dio un puño en la cara — No vas a molestar a la doctora, ella tiene que hacer su trabajo — dijo mientras me tomaba de la cintura y me rogaba ayudarlo.

Les pedi algunas cosas necesarias para poder extraer La bala, nunca había trabajado bajo presión y mucho menos en un ambiente que no estaba acorde cada una de mis necesidades.

Además les pedí que conseguirán algún tipo de máquina para poder controlar sus signos vitales, creo que habían robado un hospital porque No tardaron más de 10 minutos en traerme todos los aparatos que le pedí.

Tuve que operar, la única realidad es que tuve que abrir a ese hombre sacar la bala y rogar a Dios para que no tuviera una infección.

Obviamente empecé aplicarle antibióticos, pero no sabía que podía sucederle.

—¿Cómo va estar mi hermano?— me preguntó el mientras me tomaba de las manos, sus ojos de color claro se pusieron aún más intensos en medio de las lágrimas.

— ¿Señor?— quería que me dijera su nombre.

— Jorge — sonrío con un poco de picardía al decirme su nombre así que no podía confiar si era el real.

— Su hermano está muy delicado, yo le aconsejaría que lo llevara un hospital pero me imagino los motivos por lo que no quiere hacerlo, la verdad es que hice todo lo posible pero no sé cómo va a reaccionar su cuerpo en especial, Porque estamos en un lugar no estéril — estaba tomando la situación con demasiada calma.

— Solo nos queda esperar entonces ¿Quiere acompañarme a cenar?— me tomo de la mano y me llevo una gran mesa donde tenía un gran banquete y sobre todo una buena carta de vinos.

— Quiero irme para mi casa, yo sé que mi familia está muy preocupada Y que en este momento deben estar buscándome por toda la ciudad — obviamente no tenía apetito después de tener la adrenalina dentro de todo mi cuerpo.

— Usted no se va a ir de aquí hasta que mi hermano está bien, creo que lo mejor que puede hacer es empezar a acostumbrarse a vivir en esta casa — Jorge de inmediato colocó la copa de vino encima de la mesa y me miró con completa certeza de sus palabras.

— No me puede hacer eso señor, si usted quiere puede enviar un carro para que me recojan a diario para que pueda vigilar El progreso de su hermano, pero yo tengo que regresar a mi casa porque estoy a un fin de semana de casarme — me altere en ese momento.

La verdad es que yo sabía que algunos compañeros de la universidad les había pasado cosas similares, Pero según ellos mismo me habían contado después de atender al paciente los dejaban libres.

Yo no me podía quedar en esta casa indefinidamente, primero porque no sabía si el paciente iba a sobrevivir y me imaginaba que si no lo hacía me iban a matar a mí, segundo porque en medio de todo lo que estaba sucediendo tenía clavado en mi cabeza en la boda.

Le había insistido durante mucho tiempo a mi novio para que por fin decidiera casarse conmigo, cuándo por fin nos comprometimos fue una lucha demasiado extensa para poder elegir la fecha, estaba un fin de semana de mi final feliz Y no lo iba a perder.

— Mas motivos son los que me está dando para no dejarla ir, una mujer tan hermosa como usted no debería casarse — Jorge me tomo de la mano y me dio un beso en ella.

Yo le di una fuerte cachetada y le lancé la copa de vino en la cara, pensé que era un hombre cordial cuando me recibió de buena manera pero era como todos los mafiosos de la ciudad.

Chasqueo los dedos y le pidió a sus hombres que me llevaran a la habitación que quedaría para mí, tenía una sonrisa en su rostro mientras me miraba fijamente a los ojos.

Obviamente empecé a luchar con el hombre pero no hice gran esfuerzo y resulte en aquella habitación.

La habitación estaba llena de bebidas, quesos y comidas, parecida al cuarto de lujo de uno de los mejores hoteles del país.

Quería escaparme de ahí de inmediato porque sabía que la recuperación del hombre iba a tardar meses, ni siquiera sabía si iba a sobrevivir.

Muy temprano en la madrugada me sacaron para que le hiciera un chequeo, había una muchacha muy joven que estaba intentando bajarle la fiebre.

— Si no lo llevan a un hospital se puede morir, ustedes tienen que entender que ese lugar ni siquiera está desinfectado, que ese hombre están atravesando por una terrible infección por la cirugía hecha en este lugar — quería explicar los riesgos de seguir teniendo al joven ahí.

— Si es necesario que yo le construya un hospital para que atienda mi hermano aquí, lo voy a hacer en un par de horas, solo salvelo — Jorge empezó a darme órdenes de inmediato.

No saben en ese momento cómo deteste su arrogancia, se notaba que era el típico mafioso que estaba acostumbrado a que sus órdenes fueran la ley y el orden.

Pero tengo que aceptar que me gusta un poco la seguridad que proyecta muy lejos de lo que tenía mi actual novio, no podía creer que estaba sufriendo de complejo de estocolmo.

Me quedé toda la noche vigilando aquel joven, la verdad estaba muy preocupada por su avance, no solo porque era mi paciente y yo siempre me comprometí a salvar la vida de mis pacientes sino porque no hacerlo mi vida estaba en riesgo.

— Jorge no siempre es así, la verdad es que su hermano es todo para él porque es lo único que le queda, así que voy a hacer lo que sea necesario para poder salvar su vida — eso me dijo de inmediato la mujer que estaba cuidando la fiebre del muchacho.

—¿Quién eres tú? Me imagino que a ti no te tiene secuestrada — suspiré intentando calmar mis manos que temblaban.

— No, yo soy prima de Jorge y de Esteban, créeme que los dos están metidos en ese negocio porque no encontraba la manera de escapar — ella se veía una mujer muy gentil Pero la verdad es que no quería confiar en nadie.

— Yo solo quiero irme rápido de aquí, estoy a una semana de casarme con el hombre de mi vida y no me voy a perder eso — suspiré nerviosa.

La verdad es que cuando estás en ese tipo de situación no sabes en realidad cuánto tiempo ha pasado en el reloj, pero pude ver tres soles salir.

Esteban cómo se llamaba mi paciente, se estaba recuperando satisfactoriamente Pero la verdad es que necesitaba que despertara para ver las secuelas de aquel impacto de bala.

No quería ser pesimista en medio de esta situación pero bien a gran posibilidad que quedara en silla de ruedas, o que necesitará terapia para poder caminar de nuevo.

Cuándo despertó todas mis dudas de inmediato se hicieron realidad, intento colocar sus pies en el suelo y no pudo contener su peso, golpeó el piso y empezó a llorar desesperado.

Los escoltas de Jorge lo levantaron y lo colocaron encima de la cama y me pidieron irme de inmediato para la oficina de Jorge.

Esperaba que me dijera que ya me daba mi salida, sabía que mis papás estaban preocupados por mí.

— Espero que esta conversación sea para dejarme ir, ya logré que su hermano despertara y la única manera en que puede volver a caminar es con terapia alguna cirugía — cruce los brazos intentando demostrar mi autoridad.

— No se va a ir, necesito alguien que cuide de mi hermano y esa va a ser usted, además sé que sí se va es para casarse y creo que no lo voy a permitir — Jorge se acercó demasiado a mí y me lleno de mucho miedo.

— Yo cumplí con mi parte de salvarle la vida a su hermano, además no es problema suyo si me caso o no — suspiré muy nerviosa.

— Pero mío si — Jorge se acercó lentamente a mí y me dio un beso en la boca.

Ese solo era un resumen pequeño de lo que me esperaba, una relación de amor y odio que jamás pensé que podía llegar a existir en mi vida y que me convirtió en esclava del amor.

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