Esperanza se despertó y al ver a Deseo confirmó que era real, no había sido un sueño como los otros.
Se abrazó fuertemente a su cintura, el hombre se despertó y le dio un beso en la cabeza.
—Perdón por haberte despertado, corazón —se disculpó la mujer.
—No te preocupes, cariño —respondió el chico.
Decidieron prepararse para tomar algo y calentar el cuerpo, pues estaban algo destemplados.
Deseo preparó un chocolate con unas nubes y un toque de canela y naranja.
—No puedes ser tan perfecto, debes tener un punto flojo y eso me da un poco de miedo, que cuando lo descubra no me guste y perdamos todo esto tan bonito que tenemos —dijo Esperanza.
—También tengo mis cosas, aunque me esfuerzo por sacar la mejor versión de mí y dar todo por las personas que quiero. Nada podrá acabar con esto que tenemos, ya que los cimientos son muy buenos y la amistad siempre va a estar, el resto, paso a paso —le replicó el hombre.
La mujer le dio un be