Esperanza no se podía creer que Deseo fuera a pasar el fin de año con ella, se había cumplido su deseo, ya que, aunque fuera por poco tiempo, estaría disfrutando de su compañía.
La mujer se levantó y fue a despertar a su amigo para hacer juntos el desayuno y poder hablar hasta que se levantaran sus padres.
El hombre ya se estaba poniendo en pie y se encontraba hablando por teléfono. Esperanza le preguntó a quién llamaba y Deseo le dijo que estaba confirmando el día en el spa que había reservado para sus padres.
La mujer le dio un fuertísimo abrazo y las gracias por todo lo que estaba haciendo por ellos.
—No hago nada especial, lo malo es que vamos a tener que trabajar nosotros y no vamos a poder hacer nada especial —comentó su amigo.
—Soy feliz estando contigo, aunque sea trabajando en la pastelería, pero si es por un motivo como este, donde mis padres van a disfrutar y poder relajarse, no puedo decirte nada. Eres todo un encanto —dijo Esperanza.