En aquella cama no se podía saber cuál de los dos estaba más feliz, ella porque Sebástian no la rechazó y lograr que acabara en su boca y él porque aquella mujer que le movía todo por dentro lo había buscado por primera vez sexualmente.

Aquello fue un silencio incomodo por algunos minutos, ninguno de los dos sabía que decir.

-Cloe, que me estás haciendo, mujer me estas volviendo loco y lo sabes.

Ella sonrió y lo abrazó, así pasó la noche, la madrugada hizo que durmieran abrazados.

Cuando Cloe despertó, pudo ver a aquel hombre que la tenía abrazada, se veía tan tranquilo, tan perfecto.

-Ay Dios, casi las ocho, saltó a la ducha, se vistió lo más rápido que pudo, con un vestido tipo ejecutivo color negro, que se ajustaba a su hermoso cuerpo, unos zapatos negros y un collar de perlas nácar que Sebástian había encargado en su joyería el día que fue al centro comercial.

Cuando estaba ya lista, Sebástian abrió los ojos y miró a aquella mujer hermosa, se levantó, la besó suavemente en sus lab