LEA
Mi estómago se estruja al escuchar la respuesta de Enzo, sabía que era un plan para deshacernos de Anabelle, pero dolía, y mucho, a más que tenía que soportar las miradas llenas de lascivia de los asesinos, y a Corban...
—Deja de mirarlo ¿acaso no ves que no te merece? —me dice el chico del que creí una vez estar enamorada.
Nos habíamos alejado del grupo en el que Enzo platicaba con el padre de Corban, rodeando con sus brazos la cintura de Anabelle, besándola y restregándole el cuerpo como gato en celo.
—¿Acaso no piensas hablarme? —insiste.
—No tenemos nada