"Melissa"
El viernes ya estaba irritada, aunque la semana había comenzado bien, o mejor dicho, había ido bien por dos días, los demás días Fernando llegó a casa tan tarde que ya debería estar durmiendo. No estaba, pero fingí que sí, porque estaba molesta. ¿Qué clase de trabajo era ese?
Nunca había sido así, llevaba años en la empresa y nunca se había quedado en el trabajo hasta tarde por la noche, nunca tuvo que trabajar un sábado por la noche. Esto estaba muy mal, pero cuando hablaba, yo era la molesta que no entendía que era su trabajo, que estaba viendo cosas donde no las había, en fin, siempre una excusa en la punta de la lengua. Pero me prometió un fin de semana y quería ver.
—¡Hola, Mel! —Enzo asomó la cabeza por mi oficina.
—¡Hola, guapo! No se me olvida que me debes un almuerzo. —Miré a ese chico, ya era un joven, dieciocho años. El tiempo realmente pasaba rápido.
—Pues sí, el lunes me enredé y tuve que cancelarte y el resto de la semana fue medio complicada. —Suspiró—. Pe