"Ricardo"

El descubrimiento sobre la verdad de la muerte de Antonia Lancaster sacudió a Anabel más de lo que esperaba, en los primeros dos días sintió mucha rabia y fue casi imposible convencerla de no ir a la prisión a ver a Irina. Afortunadamente el Dr. Romeo no hizo lo que pidió y mi papá la convenció de que lo mejor sería no ver a esa mujer nunca más.

Después pasó días sintiendo una tristeza que me preocupó extremadamente, tuve miedo de que perdiera su alegría. Pero entonces quiso visitar la tumba de la mamá, llevó flores, se sentó en el césped y lloró mucho al lado de esa lápida, pidió perdón por haberse enojado cuando pensó que se había matado e hizo una plegaria para que su mamá estuviera en paz.

Cuando salió de ahí, había dejado la tristeza en ese lugar. Sentía falta de la mamá, siempre la sentiría, pero dejó de apegarse a las cosas malas y tristes y solo se concentró en las cosas buenas y felices. Cuando volvió a sonreír, fue como si un peso enorme fuera retirado de mi pech