"Ricardo"
Apenas salimos del consultorio médico, Anabel y yo enviamos un mensaje a la familia contando las buenas nuevas y acordando que reuniríamos a todos para la cena el lunes, queríamos un tiempo solo nuestro, aprovechando esa noticia que esperé por tanto tiempo. Entonces pasamos el fin de semana juntos, bien abrazados, solo nosotros dos y nuestros bebés, como si ni existiera el mundo afuera e hicimos muchos planes.
Habíamos acordado que solo empezaríamos a comprar cosas para los bebés y pensar en el cuarto después de que pasara de los tres meses de gestación. Estaba con casi dos, pero el lunes ya estaba tan ansioso que no me aguanté cuando vi ese par de petos en el escaparate de la tienda cerca del restaurante donde almorcé con Melissa.
Según la vendedora eran petos que hacían juego con un mameluco de cuellito bordado a mano. Y junto con los petos también compré gorritos, mantitas, zapatitos y guantecitos combinando. Y cuando volví a la oficina mi preocupación no era solo haber