"Anabel"
Algo estaba pasando y no sabía qué era. Desde que nos mudamos Rick estaba extraño, diciéndose demasiado cansado. Íbamos y veníamos juntos del trabajo, pero pasábamos todo el día sin vernos. Cenábamos juntos y hablaba poco, cuando íbamos a la cama dormía abrazado conmigo, pero era eso, solo dormía. Ya tenía tres días que no me tocaba. Era como si se hubiera cerrado. Y cada vez que preguntaba si todo estaba bien solo decía que estaba cansado. Yo ya me estaba cansando. Entonces decidí tomar cartas en el asunto, ¡pero esta noche no se me escapaba!
—¡Mel, te necesito! —hablé en cuanto contestó el teléfono.
—¿Está todo bien, Ana? —preguntó y ni sabía qué decir.
—Sí, pero quiero hacerle una sorpresita a Rick hoy, de esas que ni aunque esté desmayándose de sueño va a poder resistir, ¿me entiendes? —pedí.
—Ah, entendí, entendí perfectamente —Mel soltó una buena carcajada—. ¿Puedes salir de ahí más temprano? ¿Como en veinte minutos? —confirmé—. Paso por ti.
Después de que colgué l