Flavio
Mi turno en la comisaría finalmente estaba terminando. Las últimas dos semanas habían sido agotadoras, ya que me estaba preparando para tomar unos días de vacaciones y viajar con mi chiquita, así que estaba corriendo con algunas cosas y delegando otras a Bonfim. Y fue precisamente él quien entró a mi oficina.
—¿Cómo va el novio del año? —Bonfim se sentó frente a mí.
—¡Hum! Ni lo intentes, mi delegado. Cuando vienes a mi oficina es porque tienes alguna bomba para soltarme.
—¡Ah! ¡Odio ser tan predecible! —Confirmó mis sospechas y lo miré fijamente.
—Ya… vamos, suelta la bomba y destruye mi buen humor.
—Peor aún, esta no te va a gustar. —Bonfim me miró y respiró hondo. —El abogado logró que Cándido responda en libertad por el secuestro de Manu.
—¿¡Cómo que cómo!? —Me puse de pie y golpeé la mesa con la mano.
—Delitos menores, buenos antecedentes, residencia fija y conocida, empresario con negocios en el país… en fin, ya conoces el manual. —Bonfim parecía tan contrariado co