Los días se han hecho eternos, he estado inmersa en el trabajo y he pasado todo mi tiempo libre con mi hijo y mis amigos. No dormía bien y tenía ojeras que ya eran negras.
Cuando llegué a la oficina, había un nuevo arreglo de tulipanes sobre la mesa y una tarjeta con la letra de Alessandro que decía:
"Moriría por ti y me estoy volviendo loca sin ti. Haría lo que fuera para que no sufrieras".
Miré a un lado y en la otra mesa había otro arreglo de flores, también con una tarjeta. Pero era un arreglo extraño, casi morboso, con flores que siempre veía en los funerales. Me pareció extraño y sentí un escalofrío; no parecía propio de Alessandro. Tomé la tarjeta y la abrí. Dentro había un mensaje escrito a máquina:
“Deberías volver a la alcantarilla de donde saliste. Alessandro y Ana Carolina se casan en treinta días y estarán muy felices con el hijo que ella espera. Él solo te usó”.
No pude contener un sollozo y me desplomé entre lágrimas en uno de los sillones. Lloré y sollocé, sintiendo co