—Fiorella Licciardi.
Liam se tambaleó un poco sobre su lugar al escucharlo.
—Amor —musité, sosteniéndolo.
—Mu-Muchas gracias por la colaboración signori Valentino, saliendo se le dará lo acordado —este asintió empezando a irse—. Mas a delante lo contactaré, y tranquilo, el asesino de su hijo pagara por lo que hizo.
Cuando ya nos encontrábamos solos, respiro profundo y se dispuso a salir de la casa también.
—Liam —lo llamé, pero no se detuvo hasta que llego a su automóvil.
¿En qué momento lo he traído hasta acá?
—Cipriano te llevará a casa.
-No.
- ¿No? —Se volteó, viéndome con una ceja alzada.
—No pienso dejarte, así que no trates de alejarme —respondí seriamente.
No te estaba preguntando, te estoy diciendo que Cipriano te llevará a casa.
—Y yo te estoy diciendo que no te dejaré en estos momentos.
—Estoy bien, ¡¿Acaso no me ves ?! —Preguntó, empezando alterarse.
—Sí, y porque te veo sé que no lo estas —me acerqué y agarré su rostro entre mis manos—. Tus ojos me dicen lo herido que esta