Faith
Mi respiración se cortó, un sudor frío recorrió mi cuerpo a la vez que mis manos temblaban. No sabía que hacer, ni siquiera era capaz de emitir palabra, las voces de ellas dos se escuchaban lejanas y mi cuerpo no respondía a las órdenes de mi cerebro.
A lo lejos escuché como Alicia llamaba al señor Baker y como mi amiga luchaba por tranquilizarme. Minutos después sentí como me tomaban en brazos y me sacaban del lugar.
Con dificultad respiraba un poco, una punzada de dolor en mi vientre me hizo soltar un grito y sentí como algo espeso bañaba mis piernas.
—¡Es sangre! ¡Llamen a una ambulancia! —gritaba la voz de mi amiga.
«Mi bebé» pensé en mi debilidad, no quería perderlo. No quería perder lo único bueno de todo este desastre, pese a no haberlo planeado y no esperarlo me había aferrado a la idea de tenerlo.
—No hay tiempo, preparen una camioneta y llamen al hospital para que los mejores médicos nos estén esperando —ordenó el señor Baker mientras corría a la salida conmigo e