Después de haber pasado un tiempo maravilloso en la fundación, nos despedimos de todos y salimos. Tengo mi mano entrelazada con la suya, un gesto tan inocente, pero tan profundo. La observo con su mirada perdida en la nada mientras caminamos hacia el auto y por algún motivo esto llama mi atención —¿En qué piensas? — Pregunto sin poder aguantar más mi curiosidad.
Sus ojos grises me miran con dulzura y luego de a poco una sonrisa se va dibujando en su rostro —Bueno, honestamente en varias cosas... —
—¿Y cómo cuales? — Averiguo mientras abro la puerta del auto y le ayudo a subir, doy la vuelta y me subo del lado del conductor. —¿Entonces? — Insisto una vez dentro del vehículo.
—Pensaba en el cambio tan grande que ha dado mi vida en este último mes. — Me explica.
—¿Reflexionando acerca de lo nuestro?