Alexander se giró a ella cargado de ira mezclada con sorpresa.
— ¡Hey! No me he acostado con nadie desde que pisé la Hacienda Miller ni desde que hemos consumado este matrimonio, odio la infidelidad y no está en mi ADN ser infiel. No voy a permitir que me abandones, no, no, nadie abandona a Alexander Cooper.
Tara no pudo creer lo que estaba escuchando.
—Es mi decisión, Cooper, y ya está tomada.
Alexander no supo qué más decir. Su corazón latía a toda velocidad, la ansiedad carcomía por dentro, la ira corría por s