T R E I N T A-Y-U N O
Estaba de nervios, teníamos mucho que madurar en ciertos aspectos de la vida.
Me sentía dichosa, asustada, con ganas de muchas cosas y a la vez ganas de nada.
Mi mente viajaba kilómetros por horo y no sabía que hacer. Era algo tan pero tan grande y confuso, me encontraba en medio de un territorio nuevo e inexplorado y que tenía intención de conquistar, tenía que adaptarme a mi nueva vida de madre, quizás de mujer, prácticamente era como la mujer de Eliezer y pues tras fallos tenía que despabilar, no tenía porque improvisar porque ya era parte de mi vida. Era lo que ahora figuraba.
Desde que llegamos a casa no he visto a Morey, me siento muy dichosa y pues. Ya es definitivo la mudanza de Ariel y su familia, estoy enrollada en las sábanas y acaba de entrar el padre de mis hijos.
—¿Puedo saber que piensas?
Su mirada es tan brillosa, sabía que estaba emocionado porque su familia crecía. Es un hom