Capítulo veintidós

Me encontraba acomodando libros por sus géneros, cuándo Julieta corrió hacía mi haciéndome perder el equilibrio y cayendo al suelo frío.

¡Juli!—exclame fingiendo enojo—¿se puede saber porque demonios entraste así arrasando conmigo?

Lo siento Romy, no pude evitarlo, sabes cuánto te quiero y no puedo evitar estar lejos de mi hermana—dijo incorporándose mientras tendía su mano para ayudarme a pararme

Somos como hermanas, en tan solo dos meses encajamos tan bien, éramos piezas unidas, éramos hermanas de distintas madres.

No hay problema Juli, solo intenta controlarte un poco—le regalé una enorme sonrisa<

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