Capítulo dieciocho

Idally se desvaneció en los brazos Iker y los míos, poco a poco su campo de visión se hizo pequeña hasta que no pudo ver nada.

—La he marcado, es tu luna, respétala y toma distancia—gruño mientras me empujaba lejos de ella.

Daniel se paró rápidamente cuando escucho que la había marcado, Daniel no estaba contento, estaba enojado también.

No puedes marcarla así por así—espeto Daniel

Es mía, me pertenece, puedo hacerlo—gruño mientras se aferraba al cuerpo de Idally que yacía en sus brazos

Su lobo no quiere que nadie se acerque a ella—informo Iries en

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