31. CASA.
POV. DAN.
Lo vi sentado bebiendo una limonada y sonriendo a la nada, era domingo y llevaba 4 días sin saber de Lucía.
¿Me iba a rendir tan fácilmente?
Era más que obvio que ellos se habían acostado, me moleste y estaba furioso, pero acaso no fue lo mismo que yo hice con Samantha.
¿No era muy hipócrita de mi parte señalar a la mujer que amo, cuando yo cometí el mismo pecado?
Me pare frente a Sebastián.
— ¡Ay, que amargado! Déjame disfrutar del sol de la mañana — dijo haciendo una ridícula cara infantil.
— Mientras tú disfrutas de tu lujosa mimosa, en tu lujoso club, con tu costosa ropa, hay muchos niños que…
— Sí, sí, sí. Me tienen cansado con el discurso de los niños y parece que siguen sin entender que no me importan.
— ¿Dónde están?
— ¿Qué cosa?
— ¡LOS NIÑOS, CABRÓN! — Mi paciencia se había esfumado.
— Considera tu tono, porque creo que estás a un grito de que te saquen del lugar — lo vi bostezar con tanta tranquilidad, que yo solo quería romperle la cara —. ¿Por qué tanta preo