TOMO 2. CAPÍTULO 64. Una espada samurai
TOMO 2. CAPÍTULO 64. Una espada samurai
Logan
La paz no podía durar, maldit@ sea. Toda la tranquilidad que Liliana ha vivido desde que llegamos a la casa de la playa, se rompe de golpe cuando regresamos a la hacienda y vemos a Carolina y Gemma en el porche.
—¿Qué demonios hacen aquí? —suelto, incapaz de contener mi enfado y lo primero que hago es increpar a mi hermana.
Liliana baja del auto y mi primer instinto es ponerla detrás de mí; pero Gemma no habla, es otra la que se adelanta.
Carolina, con esa forma suya de aparentar serenidad, da un paso al frente y respira con resignación.
—Logan, solo vinimos a arreglar las cosas. No queremos problemas.
—¿Arreglar? —repito, tomando la mano de Liliana y mirándola de reojo. Ella se ha quedado inmóvil junto a mí. Su incomodidad es evidente, y eso solo aumenta mi rabia, porque lo último que quiero es forzarla a tener una charla con estas dos—. No me interesa lo que tengan que decir.
—Por favor, Logan —insiste Carolina, con un tono que casi suen