—¡Con nadie! —contestó él a la defensiva.
—Vi que algo se movió entre los arbustos…
—¡Pues era un venado y lo acabas de espantar! —regañó.
—Ah, lo siento —expresó el lobo oscuro—. Lo perdí de vista por un momento y por esa razón le hablé en tono alto sin tener en cuenta la caza…
—¿Y qué si me pi