La muchacha dirigió la vista hacia él, denotando asombro con respecto a su reciente halago. Luego, sintió que su ritmo cardiaco incrementó de nuevo.
—P-Pero… ¿qué cosas dices? —desvió rápidamente la mirada.
—Sin embargo, la belleza es temporal —agregó Izan—. Nadie puede huir del tiempo y el cuerpo