HOMBRE 2. Capítulo 42.
Minutos después, subían la pedregosa cuesta de la montaña en un vehículo militar grande y viejo, pero ideal para superar terrenos de suelo helado y resbaladizo.
En realidad, no se trataba de una montaña cualquiera, sino de un volcán activo, aunque llevaba décadas con su interior sereno.
Atravesaron una vía congelada de lava y cenizas bordeada por bloques de hielo y con enormes piedras volcánicas que parecían estatuas humanas.
Se detuvieron cuando faltaba poco para alcanzar la cima.
—Ahora tenemos que ir a pie —anunció Alexey, animándolos a bajar del auto y colocarse el equipo de escalada.
Aferrada con fuerza a los bastones de trekking, Anna subió los empinados caminos molesta porque las cenizas húmedas se pegaban a sus botas, volviéndolas resbaladizas y soportando las bajas temperaturas de aquella zona nublada por la neblina y por las columnas de gases que salían del interior del cráter.
Gracias al ejercicio que había tenido esos días con los entrenamientos en Francia, se encontraba e