Por Rodolfo
Salió del baño, está completamente desnuda.
Fue mirarla y mi miembro creció sin control.
Pretendía decirle que volvamos a casa, pero me acerqué a ella, pidiéndole perdón nuevamente, diciéndole que la amo, que no quiero perderla.
La alcé en vilo y me senté en su cama, con ella sobre mí.
Me adueñé de sus pechos y la penetré, sin pensarlo.
-Sí, amor, sí.
Le digo mientras que ella comienza a moverse, a desesperarse por mis besos y yo siento que recuperé el universo.
Recorro su figura con mis manos, para cerciorarme que no era un sueño.
La extrañé todo el mes y los últimos días, mi alma estaba en vilo.
Solo soy feliz cuando ella es feliz, muero de ternura y amor cuando la veo sonreir.
Mi mirada es de fuego cuando la miro y mi piel se enciende cuando la tengo.
Un nuevo orgasmo nos envuelve a los dos.
-Te voy a amar por toda la eternidad.
Ella seguía sin decirme las palabras de amor que yo moría por escuchar.
-No voy a quedar embarazada hoy, apenas terminé de menstruar.
Me dijo.