Louis estaba tan alegre con su helado y disfrutando de los juegos en el parque, que mi pecho se llenaba de emoción cada vez que lo veía sonreír.
Me había costado convencerlo para que dejará de temerle a Ethan. Después de tanto insistir y persuadirlo, le terminé diciendo que aquel hombre le compraría un helado nuevo como recompensa por el que derramó, pero no imaginé que Ethan lo hiciera de verdad.
Ambos pidieron de vainilla y Ethan ayudó a Louis a comerlo. Me conmovía presenciar aquello, pero no quería demostrarlo.
Louis terminó quedándose dormido en mis brazos, después de una larga tarde jugando, haciendo y deshaciendo con su padre, al final terminó agradándole más de lo que llegué a imaginar, se lo ganó Ethan con el esfuerzo que hizo, a pesar de ser su primer día siendo padre.
—Louis es sin duda, un niño maravilloso.—Dijo Ethan sin apartar sus ojos del rostro dulce y relajado de Louis, quién dormía plácidamente. —No debiste ocultarmelo, ¿Sabes todo lo que me he perdido?—Preguntó,