—Dante...
—¿Dónde estoy? —le preguntó a un ser que compartía algunas semejanzas con él: Cabello castaño y barba corta del mismo color, ojos celestes y alas que compartían el mismo color de sus ojos. Además, poseía algo que reconoció, tenía los tatuajes rúnicos de Pandora.
Dante nunca había visto a su Creador; aquel al que podría llamar Padre. Sólo escuchaba de él, pero nunca tuvo la oportunidad de verlo cara a cara, excepto en un sueño.
—En tu mente, hijo.
—¿Lord Járick? —su corazón se detuvo y ciertas cosas cobraban sentido. Logró reconocerlo en su antigua pesadilla y que aquellos tatuajes también los tenía ella.
—Así es. Nunca me habías visto en persona, pero al parecer; la situación lo amerita. Dentro de poco volverás,