Decepción y dolor me abaten fuerte, limpio mi lagrima con enojo porque no merece una lagrima mía, es un maldito promiscuo. Un descarado que no le importa nada, ni nadie y yo aquí sufriendo por un hombre como Dominic. Soy una completa estúpida.
Estaba muy nerviosa por verlo, necesitaba hablar con él, descubrir que es esto que siento, y no podía soportar los continuos juzgamientos de las personas que saben mi secreto, que me atosigan sin darme salida.
—Espera—No detengo mis pasos cuando me alejo de su oficina, directo a la salida de este maldito lugar, no debí venir aquí, fue un error, pero eso me pasa por querer creer que entre el y yo podría existir un nosotros—que esperes maldita sea Soriana…
Toma mi brazo y aprovecho el impulso para estrellar mi mano en su rostro, acto que lo sorprende y enfurece como siempre, mirada que me recuerda la advertencia que me la