—¡Dani! ¡Estás supergigante! — exclamó Kennedy sin lograr salir de su confusión —¿Viniste a visitar a la abuela? — el niño asintió —¿Dónde está la chiflada de tu mami?
—Está con papá y el señor Marcelo— sonrió —¿Quieres saludar a mami? A ella no le gusta que le digas chiflada— frunció de manera muy tierna sus labios —Mamá se pondrá triste si le dices eso.
—¡¿Tu padre también vino?! — exclamó, y observó en dirección de la puerta con una expresión de incertidumbre ¿Aún se atreverá a ver mi resto a pesar de lo que me hizo? — arrugó en entrecejo y apretó sus labios.
Heather, que entró poco después de Daniel, observaba a los jóvenes mientras se apoyaba en el m