— ¡Jonás, por favor! – se lo que va a decirme — No lo lastimes – se encuentra arrodillada en medio de la cama.
La veo y ¡uf, siento calor! Tiene un corte en la frente y otro en el labio, ese malnacido la golpeó ¿y ella no quiere que lo lastime? Definitivamente no me conoce.
— ¡No lo haré! – Sonríe —, no tanto – se cubre la boca con las manos ante mi seriedad — ahora debo irme, no quiero que tu padre me encuentre aquí – asiente con los labios cubiertos.
Me acerco como si fuese un imán, destapo sus labios y delante del maricón de su “casi hermano”, los ro