Capítulo 103. Jonás.
Su voz llega a mis oídos suave y temblorosa, lo primero que diviso es un moratón en su preciosa cara ¡ese maldito la golpeó! Rujo y golpeo más fuerte la reja y sé que en cualquier momento va a ceder, mi madre llora desesperada al verme fuera de control y mi padre… niega gruñendo.
— ¡No, te haces daño! – se acerca y niego. Mis ojos pican.
— ¡Vete de aquí Muñeca por favor! – por alguna razón no quiero que me vea así.
— ¡Jamás, estoy aquí para sacarte, pero debes calmarte! – solloza y dejo caer la cabeza sobre los barrotes con un golpe seco —. No te lastimes así por favor, me duele que lo hagas – su voz dulce y aterciopelada calma mi ira de inmediato —, quiero entrar, hay que curarte esas heridas – asiento.
Mi madre se dirige hacia ella, mi Leila, mi Muñeca… mía.
— ¡Cielo graci