Me siento tan asustada que no se ni siquiera en quien confiar, con esta sala atestada de gente y me siento indefensa. Mi teléfono suena, veo en la pantalla el número de mi padre y titubeo al responder. Temo una mala noticia.
— ¿Papá? – es todo lo que digo cuando acepto la llamada.
— ¿Pequeña? – exhala de tal manera que dudo le haya quedado aire en los pulmones —. Estaba aterrado por lo que pasó – no puedo evitar llorar por Owen.
— ¡Estoy bien papá, no te... preocupes! – sollozo sin poderlo evitar agazapada en el sillón donde me encuentro sentada — ¿Qué sabes de Owen? – su silencio me hace doler el pecho.
El tener mi período no ayuda a sentirme mejor, por el contrario me siento más triste y