Corría por el bosque lo más rápido que podía, no me importaba que algunas ramas chocaran con mi rostro, lo único que me importaba en este momento era llegar a Vlada.
Siempre que iba a su casa me parecía un viaje normal, pero por alguna razón hoy me parecía eterno, como si no me estuviese acercando. A lo lejos pude divisar el cartel de la manada. Corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron, entrando por fin a la manada, para seguir corriendo hasta llegar a la casa de mis gemelas favoritas.
Cuando por fin llegue a la mansión frene tocando la puerta, Celeste abriendo la puerta.
-Isaac, no sabía que venias, las chicas no me dijeron nada- Dijo confundida, más al verme un poco agitado.
-Yo… ellas no saben que estoy acá, necesito ver a Vlada, decirle algo- Dije rápido, ella sonrió asintiendo, abriendo más la puerta.
-Está en la casa del árbol, suerte Isaac- Dijo.
-Gracias.
Atravesé la puerta empezando a correr con mi velocidad humana, abrí la ventana que daba entrada al patio d