Una nueva Bach había llegado al mundo, y todos querían conocer a LUCERO SIMONS BACH, pero Kimberly no estaba dispuesta a que su hija fuera una novedad en las revistas de farándula o en los diarios amarillistas, ella mejor que nadie conocía los peligros que eso implicaba, fue por ese motivo que cuando la pequeña tenía un mes y estaban en el jardín de la casona Simons que su furia salió a relucir cuando una luz llamó su atención.
— Nancy, por favor lleva a dentro a mi hija.
— ¿Qué sucede Kim?
— Un periodista, acabo de ver el flash de la cámara.
— Llamar a seguridad.
— No es necesario puedo ocuparme de esto.
Kimberly espero a que su suegra ingresara a la casa junto con su pequeña Lucero, y se dirigió a los arbustos del lado este de la residencia, donde había divisado el r