Estoy segura que la razón por la que me hizo volver a casa tiene que ver con que Collin quiere que vuelva a ser la de antes, la esposa fiel y atenta, su sirvienta que le dice hasta como vestirse, pero eso no va a volver a pasar, él dice que no sirvo para nada, que le he arruinado la vida, pues así será.
Esa mañana aunque ya estaba despierta desde temprano, no me levanté, cerré los ojos y fue difícil pero fingí estar dormida, por supuesto que la puerta no tardó en abrirse y la voz de Collin en escucharse.
–¡Aún estás durmiendo! –reclamó al verme acostada en la cama.
–No tienes derecho a entrar a mi dormitorio –le reclamé –. Será mejor que te vayas o gritaré con todas mis fuerzas.
–Son las nueve de la mañana Irina, necesito comer.
–Pues ve a la cocina y hazte el desayuno.
–El cocinero no ha venido.
–El cocinero no viene los domingos –le recordé –. Es su día de descanso así que cada quien hace su desayuno, ve a hacerlo.
–Es algo que tienes que hacer tú, eres mi esposa.
–Es algo que hacía