Seguramente Collin estaba complacido por lo que me hizo, pero está no se la perdonó. Primero finge querer conquistarme con sus flores y sus tonterías de seguirme a todas partes, pero ahora me ha quitado mi dinero, tuve que llamar a Leo para pedirle efectivo, al parecer voy a necesitar mucho, además, no sé a qué grado de magnitud ha llegado con esto, me ha quitado la membresía del club y seguramente debió cancelarme algunas otras a las que pertenecen los Fritz, prácticamente me ha dejado sin dinero y sin acceso a la vida social, eso no se lo voy a permitir.
–Señora Fritz.
No soporto ese apellido, pero aún sigo atados a ellos, tengo que acelerar esto. Joe pareció darse cuenta y se disculpó.
–Lo lamento, pero ya llegamos.
–Perfecto –sonreí –. Déjame acá.
Al bajar del auto, le pedí que se quedará cerca, entre a la empresa y el pobre recepcionista casi se cae al verme.
–Señora Fritz.
–Buenas tardes, vengo a ver como están las cosas por aquí, ¿puedo entrar?
–Sí, por supuesto que sí.
–¿Sabes