Capítulo 34.

Chantal.

Dentro de él se desató un deseo de tomarla de la mano, pero lo reprimió enseguida, esa acción no era necesaria. Sabía que ella caminaría detrás de él, aunque la quería a su lado.

Chantal le siguió los pasos. Se detuvieron delante de una enorme puerta de cristal transparente que él abrió para ella. Ya dentro, el ambiente se volvió muy íntimo, había una cafetería y una gran barra, sofás de colores neutros y mesas para dos o cuatro personas. Lo iluminaban lámparas artesanales que colgaban del techo, dándole un toque costoso y acogedor.

Dixon siguió de largo, subió unas largas escaleras de madera con forma de caracol que había en la derecha. Se dirigieron al techo, arriba había una amplia terraza, decorada con plantas poco comunes, las sillas y mesas eran de madera roja pulida, regalando un toque exótico a los espectadores. Se dirigieron a un puesto que él mismo escogió. Desde allí la vista era magnífica, se podían ver kilómetros de terreno, la carretera, los edificios, parte de
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