Victoria.
Claire me ayudó a ducharme y me consiguió algo de ropa de su hija que estaba estudiando fuera. Solía tener la mirada perdida cuando hablaba sobre ella, pero decidí no darle importancia.
- ¿Cómo ha llegado el señor Bigotes a esta casa? – quise saber mientras me daba una vuelta por aquella habitación blanca en la que parecía que iba a retenerme ese hombre en contra de mi voluntad.
- Nunca desapareció, fue robado – contestó ella.
- ¿Cómo? – pregunté con incredulidad.