Fane resopló ligeramente y dijo:

—Quiero participar en esta competencia, por supuesto, es por el tesoro. Te aconsejo que te ahorres tus palabras. ¿De qué sirve hablar de todo esto? Incluso si obtienes más información, yo seguiré participando en la competencia.

Juni frunció el ceño y continuó diciendo:

—¿No te das cuenta de que al hacer esto estás avergonzando a todo el Continente Hestia? Llevas la medalla de alquimista de sexta categoría en el pecho. Si participas en la competencia con esa medalla, seguramente te burlarán, ¡y también se burlarán de todo el Continente Hestia! ¡No quiero avergonzarme contigo!

Fane inhaló profundamente y con cierta resignación, se tocó la medalla de alquimista de sexta categoría que llevaba en el pecho. Se dio cuenta de que esta medalla nunca le había traído nada bueno.

Sin embargo, él no tenía intención de quitársela. Miró de reojo a Juni con un tono de voz frío y dijo:

—No avergonzaré al Continente Hestia. Lo que otros piensen es asunto suyo. No diga